Discusiones en pareja
Escrito por pensament
Publicado el 11/10/2024
El amor es un sentimiento que todos deseamos y tenemos más de una vez en la vida. Un objetivo a lo largo de nuestra vida es compartirla con otra persona, darle nuestro cariño, amor, apoyo; y vivir y compartir todas las experiencias agradables posibles.
Uno de los pilares de una relación de pareja es la pasión, la cual une a la pareja y propicia el clima para una relación estable y perdurable. También el compromiso, la intimidad, el afecto y en conclusión el amor, pueden suavizar muchas tensiones que se producen día a día en las parejas y que pueden invalidar el egocentrismo biológico que solemos tener las personas. El amor y el afecto por sí mismos no resuelven esas dificultades, pero pueden ofrecer incentivos poderosos para que las parejas encuentren maneras de superar los problemas.
No obstante, el amor no es suficiente para proporcionar los lazos que unen a una relación. Los estudios nos dicen que casi la mitad de parejas acaban o acabarán en ruptura, separación o divorcio.
¿Qué es lo que propicia que una pareja rompa su compromiso después de haberlo dado «todo»?
Muchas son las áreas en las que podíamos enmarcar los problemas de pareja (problemas de comunicación, infidelidad, distribución de roles, …). Por tanto, hoy vamos a hacer una pequeña introducción sobre las discusiones más simples y comunes, las cuales, a pesar de ser cotidianas pueden provocar un gran sufrimiento emocional y por ende, puede llevar a la ruptura.
En primer lugar, un problema común es que muchas personas poseen expectativas muy marcadas con respecto a lo tendría o debería de ser su pareja. En la mayoría de casos estas expectativas no son expresadas a la otra persona, sino que simplemente dejamos que el tiempo pase y que nuestras expectativas sean cumplidas. Por lo que cuando pasa el tiempo y vemos que esas expectativas no se cumplen, la otra persona (sin tener ni idea) nos decepciona y nos sentimos defraudados. Pero no hay que dejar de lado que la otra parte de la pareja seguramente también tiene expectativas, las cuáles pueden verse incumplidas. Este hecho se puede aplicar a cualquier relación social (relación paterno-filial, amistades,…).
Otro gran problema es la distribución de roles, el cual está relacionado con el anterior. Hay casos en los que una persona, con el tiempo, cree o tiene la expectativa de que su mujer, por poner un ejemplo, será la que se ocupe de todo lo relacionado con la casa y con los hijos. Es cierto que estos temas suelen tratarse con anterioridad, pero siempre estarán ahí las expectativas y el pensamiento de: «cuando nos casemos o vivamos juntos ya cambiará». Aparte de la influencia de las expectativas no hay que dejar de nombrar los roles de género característico de una sociedad.
Tampoco podemos dejar de nombrar las interpretaciones erróneas, lo cual es el motivo para entender mejor cómo reaccionamos y por qué reaccionamos de un modo exagerado en algunas ocasiones. Nuestra reacción ante un hecho es la consecuencia de nuestra interpretación, más que del acto en sí mismo. Por tanto, debemos estar alerta con la interpretación de las situaciones o de la realidad. En ocasiones, vemos la realidad como nosotros queremos verla pero no como es en realidad. Por ejemplo, imaginemos una situación en la que la mujer se encuentra en casa y llega el hombre más pronto de lo normal a casa. Él entra sonriendo y contento porque ha salido antes de trabajar. En cambio, la mujer se enfada porque interpreta que su marido ha vuelto antes para controlarla y comprobar que era lo que estaba haciendo. Podríamos poner mil ejemplos sobre malas interpretaciones, pero lo importante de todo esto es que tengamos precaución, antes hay que asegurarse, verificar los hechos y evaluar nuestros pensamientos automáticos erróneos que nos han llevado a interpretar de dicha manera.
Por lo indicado anteriormente muchas parejas desarrollan «ceguera» para lo que es bueno en su relación. Al fijarse sólo en lo negativo, dejan de ver cómo mejorar o simplemente no se fijan en lo que sí les gusta. Y además, interpretan las acciones del otro de forma negativa. Algunas personas tienen una fuerte tendencia a descalificar todo lo que es bueno en su relación y en su pareja basándose en algunos pocos aspectos negativos. Un marido, por ejemplo, se quejaba: «Yo puedo hacer diez cosas bien… y luego se me olvida hacer una sola cosa y ¡zas! ya está encima de mí y me dice que no hago nada bien. Esto borra todo lo bueno que hice anteriormente». El poder que posee un único suceso desagradable de borrar muchos otros positivos es un principio importante que contribuye a los problemas de mala interpretación, mala comunicación y enfado.